domingo, 9 de diciembre de 2012

ALCACHOFAS GRATINADAS

Me gustan casi todas las verduras, pero si tuviese que elegir  una, creo que me quedaría con la alcachofa por su sabor delicado, su textura e incluso por su bella forma. Me gusta hasta la alcachofa de la ducha.

Este plato surgió hace unas semanas cuando repasaba el fondo de un armario de la cocina y descubrí unas latas de alcachofas que tenía olvidadas
 
Ingredientes para 3 individuos adictos al gratín
  • 9 alcachofas cocidas (pueden ser en conserva)
  • 3 filetes de bacón ahumado
  • Una bolsa de queso mozzarella rallado
  • Una bolsa de mezcla 4 quesos rallados
Tiempo de preparación: unos 15 minutos 
   1.Colocar los filetes de bacón en el fondo de una bandeja apta para horno y meterla al microondas durante 10 segundos.

2.partir los corazones de alcachofa por la mitad y colocarlos sobre los filetes de bacón.
3.Espolvorear sobre las alcachofas el queso mozzarella y la mezcla de quesos, por éste orden.

4.Meter al horno, que habremos calentado previamente a 180º encendiendo solo la parte de arriba. Gratinar durante 7 minutos o hasta que el queso quede fundido y con un bonito color. Servir y comer enseguida. 

















El 27 de Noviembre, al finalizar la receta de los caracoles añadí una nueva sección para los que se quedaban con ganas de algo mas.
Hoy inauguro la nueva sección que aparece a continuación y que traerá alguna referencia literaria que tenga que ver con algún ingrediente que forme parte de la receta.





INSTRUIR DELEITANDO



Oda a la alcachofa (1954 - Pablo Neruda) 

La alcachofa de tierno corazón se vistió de guerrero,

erecta, construyó una pequeña cúpula,
se mantuvo impermeable bajo sus escamas,
a su lado los vegetales locos se encresparon,
se hicieron zarcillos, espadañas, bulbos conmovedores,

en el subsuelo durmió la zanahoria de bigotes rojos,
la viña resecó los sarmientos por donde sube el vino,
 la col se dedicó a probarse faldas, el orégano a perfumar el mundo,
y la dulce alcachofa allí en el huerto,vestida de guerrero,
bruñida como una granada, orgullosa,

y un día una con otra en grandes cestos de mimbre,
caminó por el mercado a realizar su sueño: la milicia.
En hileras nunca fue tan marcial como en la feria,
los hombres entre las legumbres con sus camisas blancas
eran mariscales de las alcachofas, las filas apretadas,
 las voces de comando, y la detonación de una caja que cae,

pero entonces viene María con su cesto,
escoge una alcachofa, no le teme, la examina,
la observa contra la luz como si fuera un huevo,
la compra, la confunde en su bolsa con un par de zapatos,
con un repollo y una botella de vinagre
hasta que entrando a la cocina la sumerge en la olla.

Así termina en paz esta carrera del vegetal armado
que se llama alcachofa,
luego escama por escama desvestimos la delicia
y comemos la pacífica pasta de su corazón verde.
 

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